Goleador. Aldo Díaz hizo 147 goles con la camiseta de Tacuarembó y casi 400 en su carrera.
Una noche, el goleador histórico de Tacuarembó se despertó de madrugada y tomó la decisión de colgar los botines. No fue fácil porque, a sus 42 está muy bien físicamente y competitivo, como quedó demostrado en su último partido, frente a Progreso en el que anotó dos goles y picó como un gurí de 20. “Lo tomé como uno más, teníamos que ganar. Jugué como siempre, dándolo todo y sudando la camiseta al máximo. Cuando salí recién me di cuenta que estaba terminando mi carrera. El afecto de la gente fue impagable. Se pararon para aplaudirme y algunos lloraban. Después, mi señora me mostraba las cosas que escribía la gente en Facebook. Y era impresionante, me emocionaba”, contó Aldo. “Me pedían que no me retirara que todavía tenía mucho para dar. Eso significa que he hecho bien mi trabajo”, agregó.
“Me siento competitivo y en buen nivel para ayudar al equipo. Pero quería irme así, bien. Que la gente viera que mi trabajo valía y no que algun día me señalaran y dijeran ‘Aldo no levanta patas’”, explicó.
Al goleador le gusta mucho leer y tambien escribir alguna cosa antes de dormirse. “Una noche me di cuenta que era hora del retiro, aunque no quería hacerlo. Y escribí ‘me despido sabiendo que no quiero irme”, relató. “Y la noche antes del último partido no podía dormir, estábamos concentrados y yo sentía como miedo. No sé, sería la emoción”.
Que el nuevo técnico ya no lo tuviera tanto en cuenta influyó un poco en su decisión. “Me relegó un poco y me dolió. Lo sentí. Yo quería dar una mano con la mala situación del club. Pero hay que respetar las decisiones del técnico. Es que yo siento mucho esta camiseta. A veces me despertaba pensando en el club. En que había que hacer una rifa o darle alguna idea al dirigente”.
Cada fin de semana, después de jugar, Aldo recorría los 100 kilometros que separan Tacuarembó de Paso de los Toros para ver a su mujer y sus hijos. Se perdió mucho de la crianza de Guadalupe (17), Lorenzo (10) y Juan Ignacio (5) en 20 años de carrera. Y quiere recuperarlo.
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Dos escuelitas y una asignatura pendiente.
El goleador tiene dos escuelitas de fútbol, "Los Molles" es un proyecto por la Intendencia y la otra "Aldo Díaz" es por la Fundación Celeste. Le gusta trabajar en la formación de futbolistas, y está haciendo el curso de técnico. Algún día, cuando esté preparado le gustaría tener un cargo en el club.
Tacuarembó fue el club más importante de su carrera, porque es hincha. Salió tres veces al exterior: a Costa Rica, Chile y Venezuela. Y tiene una asignatura pendiente. “Creo que tenía condiciones para haber jugado en un grande. Siempre me manejé yo, tengo cabeza para los contratos. Los consultaba con Anahí, mi mujer. Pero capaz que me faltó un contratista, aunque ese tema era bravo”.