viernes, 6 de abril de 2018

Contigo pan y Cebolla

Peñarol disfruta del idilio con su capitán, Cristian Rodríguez, quien volvió a convertir y a ser figura excluyente.
El festejo de Cristian Rodríguez luego de su gol.

La exquisitez del “Cebolla” Rodríguez en el minuto 82’ con ese pase filtrado para aprovechar la diagonal que tiraba Cristian Palacios, la forma en que el “Chorri” se sacó de arriba al arquero y el pase al medio para que Rodrigo Rojo anotara en su tercer partido con la casaca aurinegra y con el arco libre el 3-1, fue el corolario para una noche plena del hincha de Peñarol.

Todo había comenzado muy temprano con el despliegue de la bandera gigante por primera vez en el Campeón del Siglo, continuó con la temprana ventaja conseguida por el capitán Cristian Rodríguez de penal (cometido por un ex-Nacional como Rafael García sobre Agustín Canobbio), siguió con el 2-0 producto de un tiro libre del “Lolo” que se desvió y se cerró con la celebración de los tres puntos, esos que se precisaban luego del debut con derrota ante The Strongest en La Paz.

En solo cuatro días -los que pasaron desde la dura derrota 2-0 ante Torque hasta anoche- el hincha aurinegro vivió los dos extremos de las sensaciones. Y por qué no futbolistas, cuerpo técnico y dirigentes también.

Todo lo que no salió el sábado a la noche por el Apertura sí ocurrió ante Atlético Tucumán. ¿Tan malo fue aquello de Peñarol o tan bueno fue lo de anoche? Más lo primero, porque el equipo argentino por momentos dio la sensación de ser menos que Torque. El único que realmente preocupó fue su capitán, Luis “Pulga” Rodríguez, el más inteligente para explotar los espacios y hacer jugar a sus compañeros. Él anotó el penal con categoría y fue quien, en total soledad, tiró del carro tucumano.

Ojo, Peñarol no fue un deleite futbolístico. Por el contrario, volvió a mostrar como ante Torque grandes problemas en la entrega de la pelota. El mediocampo falló en ese rubro, con un Maximiliano Rodríguez que volvió a estar apagado, un Estoyanoff muy errático y un Guzmán Pereira que realizó una buena tarea en la contención, pero que equivocó más entregas de las que acertó.

El antídoto a todo esto fue el regreso al nivel desequilibrante del “Cebolla” Rodríguez, quien ya más descansado contó con la lucidez para encontrar las soluciones cuando Atlético Tucumán lo presionó. Y mucho que ver tuvo también en el trámite y el resultado el técnico Leonardo Ramos, quien cuando vio que al equipo le faltaba claridad en tres cuartos de cancha sacó a “Maxi” Rodríguez, puso a Corujo en el doble cinco y adelantó al “Cebolla”, quien respondió con la exquisitez del principio.

Peñarol ganó porque fue más de principio a fin y porque volvió a encontrar en Cristian Rodríguez a su jugador desequilibrante. Demostró así dos cosas: que lo del sábado fue producto de una noche negra y que el equipo juega al nivel que imponga el “Cebolla”, un jugador “de categoría internacional”, como bien lo definió su presidente Jorge Barrera.

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