Uruguay festeja una histórica victoria ante Argentina en el Parque Carlos Guerrero de Olavarría por el Grupo "A" de las Eliminatorias para China 2019.
Marzo de 2016. El básquetbol uruguayo venía golpeado a nivel local, pero también en lo internacional. Se buscaba un cambio de rumbo y llegó Marcelo Signorelli para encarar un proceso de selecciones.
El primer objetivo estaba a la vuelta de la esquina y era el Sudamericano, el último que se iba a disputar porque FIBA cambiaría luego sus torneos. La Celeste se quedó con la medalla de bronce tras vencer a Argentina. Ahí empezó todo.
La confianza, el armado del grupo, la idea de juego, la adhesión a la selección, el amor a la camiseta. Todos esos condimentos que Signorelli le puso al proceso empezaban a dar algunos frutos. Pero había más. Ese era solo el comienzo.
En diciembre de 2016 se inauguró el Centro de Entrenamiento de la Federación Uruguaya de BasketBall (Cefubb), el lugar donde ahora entrenan todas las selecciones.
Punto clave y primordial para encarar el futuro. Llegó la AmeriCup y Uruguay se reencontró con el público local después de 14 años.
El equipo contagió a la gente. Los hinchas se entusiasmaron y arrancó el camino al Mundial de China 2019. Triunfos ante Panamá y Paraguay en Montevideo, pero faltaba más.
Anoche, la selección uruguaya tenía el examen más exigente desde que Signorelli se hizo cargo del plantel.
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Con una baja importantísima como la de Jayson Granger, pero con un capitán enorme como Bruno Fitpaldo, La Celeste se plantó en Olavarría y le salió a jugar de tú a tú a un equipo argentino que si bien está en pleno recambio generacional, tiene un potencial enorme y figuras de gran nivel.
Y Uruguay sacó lo mejor de un plantel en el que las individualidades se agigantaron en favor de lo colectivo y el 88-83 del final explica un triunfo que puede llegar a marcar el destino de este equipo.
La Celeste nunca en la historia había ganado de visitante contra Argentina y ayer lo logró. Rompió la estadística y ahora tendrá que viajar a Panamá. Pero el de ayer fue el gran triunfo de este proceso.
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