Juan Pedro Damiani y Pablo Bengoechea.
Mientras los jugadores de Nacional festejaban el triunfo de cara a la Colombes, en ese mismo sector, en un rincón del vestuario que da a esa tribuna, Juan Pedro Damiani y Pablo Bengoechea mantenían un diálogo sereno, calmo, pero duro.
El presidente bajó de prisa al camarín. Como acontece después de cada partido, pero esta vez, estaba molesto. Y más que molesto, golpeado, dolido.
No se explicaba cómo un equipo podía haber cambiado tanto su rendimiento de un clásico a otro. Y fue a preguntárselo al entrenador. "¿Qué pasó Pablo?", fue la primera pregunta que le hizo Damiani a Bengoechea.
"Yo estoy seguro de cómo ganarle a Nacional", le respondió Pablo a Juan Pedro en el vestuario. "Lo que pasa es que no apliqué mi esquema y cambié a último momento después de hablar con Forlán y Zalayeta", confió el entrenador, que también se mostraba contrariado y amargado por la derrota.
Juan Pedro le recordó que le había dicho que no se regalara en los clásicos del verano. "Te lo dije Pablo, te lo dije... la gente no aguanta más", insistió el presidente de los aurinegros.
Damiani también le preguntó por algunos cambios "que no entendió nadie". Por ejemplo el de Viega, o el ingreso del brasileño Diogo. Y también le dijo que le "preocupaba" la falta de oportunidades para algunos futbolistas y el exceso de oportunidades que tenían otros.
Bengoechea escuchó a Damiani con los brazos cruzados. Asentía con la cabeza, y se mostraba dolido por la derrota, pero no dijo nada más.
"No es perder, Pablo. Es la forma en que perdés. Sin transmitir nada. Sin dejar hasta lo último. Esto no parece Peñarol", le dijo Juan Pedro, siempre en un tono cordial, casi paternalista, como aconsejándolo.
Antes de irse, Damiani le tiró una frase: "No se juega a nada y no se transmite nada. Esto no puede seguir así".
Ese diálogo, fue determinante en muchos aspectos. Bengoechea confesó cambiar sobre la marcha su idea inicial de cómo plantear el clásico, y no tuvo explicación para algunas preguntas que le hizo Damiani.
El clima, obviamente, no era el mejor. Y las horas posteriores, en vez de aplacar los ánimos, los entonaron.
Hubo llamadas entre varios directivos y muchos coincidieron en que era momento de cambiar, "se vienen desafíos importantes", dijeron y le pasaron la pelota al director deportivo Juan Ahutchain. Ayer, fue cesado. La charla del vestuario fue clave, decisiva para el futuro de Bengoechea.
Hubo un cruce feo.
Tras el clásico, hubo un cruce entre Ahuntchain y Bengoechea en Los Aromos.Ahuntchain le dijo al DT que él quería ayudar, que quería bancarlo. "Yo en Peñarol no necesito la banca de nadie", respondió Pablo. Fue el quiebre.
Los "caprichos" y gustos del entrenador.
Mac Eachen y no a Guillermo.
Pidió a Bizera antes que a Guillermo Rodríguez y dijo que se arreglaba con Mc Eachen, "un zaguero con buen pie". Los dirigentes lo convencieron y trajeron a Guillermo.
Quería ceder a Palacios.
También hubo que "convencerlo" que dejara a Palacios en el plantel. Bengoechea quería cederlo a préstamo. Terminó haciendo el gol más importante del Torneo Apertura.
Apostó poco por Luque.
Pidió a Nicolás Albarracín, y hasta ahora rindió poco y nada. Dijo no necesitar al argentino Luque, que fue determinante en el clásico del Apertura, y no le dio minutos.
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