miércoles, 13 de enero de 2016

Marcelo Gallardo: "En Nacional me recibí de técnico".

Cualquier nacionalófilo recuerda con mucho cariño el nombre de Marcelo Gallardo. Campeón Uruguayo como jugador en la temporada 2010/2011 y, luego de colgar los botines, como entrenador, en la 2011/2012, el argentino tiene muy presente su paso por el conjunto tricolor, donde según le confesó al periodista Diego Borinsky, autor del libro "Gallardo Monumental", se "recibió" de entrenador.


El fenómeno despertado por el multicampeón internacional River Plate dirigido por Gallardo animó el interés del periodista argentino Diego Borinsky, quien dedicó casi el último año a mantener un diálogo constante y cercano con el estratega nacido en Merlo, Buenos Aires, para así plasmar esas charlas en un libro muy rico, donde se conoce por dentro la "vida, pensamiento y método de un líder".

Borinsky, periodista de El Gráfico, Cadena 3 y Fox Sports, comentó a Espectador.com que "el motivo fundamental para escribir el libro fue que nunca había visto jugar a River como lo hizo en los dos primeros meses de la era Gallardo. Sumado a esto que le había hecho la nota de las 100 preguntas para El Gráfico en febrero de 2014 y me sorprendió gratamente el personaje. A Marcelo lo conocía de entrevistarlo un par de veces como jugador, pero en esa nota larga de 2014, cuando se acercaba a los dos años sin trabajar, realmente me sorprendió la seguridad y convicción en sus respuestas. También me gustó en esos dos meses cómo se desenvolvía en las conferencias, cómo contestaba. Y también porque era el DT de River y yo soy de River, así que motivación duplicada. Se lo propuse a los dos meses de asumir, al principio me dijo que sí, luego dudó y finalmente me confirmó en abril del 2015".

Adiós jugador, hola DT.

Ganador de la Copa Sudamericana en 2014 y, en 2015, de la Libertadores, la Suruga Bank y la Recopa Sudamericana, además de alcanzar la final del Mundial de Clubes, el "Muñeco" consiguió ser uno de los técnicos más respetados a nivel mundial. Encuestas entre periodistas y ránkings de organismos deportivos lo sitúan entre los mejores entrenadores del globo. Sin embargo, quienes hoy lo premian quizá no recuerdan que el palmarés de Gallardo como DT no comenzó en River, sino en Nacional.

Tras su tercer paso como futbolista de River Plate, Gallardo estaba pensando seriamente en retirarse de las canchas a mediados del 2010. Dueño de una calidad técnica y una inteligencia magnífica, pero de un débil físico ("motor de Ferrari en carrocería de Fiat 600", como el kinesiólogo de River, Jorge Bombicino, lo define), las lesiones lo persiguieron toda su carrera.

La oferta de Nacional, el convencimiento de los dirigentes de esa época en el tricolor (presidencia de Ricardo Alarcón), lo llevaron a optar por cruzar el Río de la Plata y calzarse la del tricolor, como forma de despedida de los rectángulos de juego.

En Nacional afirma haber vivido su "día de mayor felicidad como futbolista". Esa jornada fue la final ante Defensor Sporting, donde el tricolor se coronó campeón (1-0, gol de Tabaré Viudez) bajo la batuta de Juan Ramón Carrasco, a quien suplantó como técnico. "Ese día sentí una paz interior inmensa. Terminó el partido y vinieron a rodearme y abrazarme", recuerda a Borinsky.

"En Nacional me recibí de entrenador".

Esa frase, relatada al autor del libro, el "Muñeco" define a la perfección su sentimiento por el club uruguayo donde inició una nueva etapa en su vida.

A la temporada siguiente logró, como técnico, ganar los clásicos del Apertura y del Clausura de la mano de un tal Álvaro Recoba, que volvió al albo justo cuando el argentino tomó las riendas del equipo. Además, y como broche de oro, consiguió el título de Campeón Uruguayo de la temporada 2011/2012.

"Por más que algunos ven al campeonato uruguayo como de resolución sencilla, la verdad que Nacional y Peñarol son grandes de verdad", asevera, al tiempo que asegura que en Uruguay "perdés un partido y ya estás bajo la lupa, perdés el clásico y estás casi afuera, es muy grande la presión. El uruguayo es futbolero y muy pasional también, y para mí fue una experiencia fuerte".

Personalidad firme.

Un detalle que pocos conocen pero que está plasmado en el exquisito libro de Borinsky, es un altercado que llevó a Gallardo a cruzarse con un barra brava de Nacional. "En un clásico dejó afuera a uno de los preferidos de la barra y antes de partido, un integrante de la barra, empleado del club, le escribió en el celular: 'mejor que ganen'. Tras ganar el clásico, Marcelo vio a este barra en el vestuario, se lo llevó para un costado, lo cazó del cuello y le habló al oído: 'Nunca más me escribís así, y si lo hacés, por lo menos tené los huevos de poner quién sos'". Una imagen que pinta de cuerpo entero la figura de un líder, que jamás se dejó pasar por encima de ningún técnico, dirigente, compañero o barra brava, así como siempre respetó a todo su entorno.

Otra muestra de carácter del exnúmero 10 se dio también en el tricolor, cuando se negó a quedarse a patear tiros libres luego de un entrenamiento cuando el entonces entrenador, Juan Ramón Carrasco, le pidió. La impuntualidad del técnico (una hora después de lo acordado para el inicio de la práctica), hizo que el argentino se pusiera firme y desechara la oferta del popular JR.

El ser humano.

El autor contó qué imagen se llevó del exNacional luego del proceso que terminó en la edición de la obra literaria: "En su época de jugador me daba una imagen un poco fría, distante, quizás algo soberbia y es todo lo contrario. Me encontré con una persona cálida, muy atento al otro, que respondió siempre los mensajes y que no se cree una estrella para nada. Eso también lo noté en el contacto con los hinchas cuando salíamos en su auto de Ezeiza (lugar de entrenamiento de River y de la selección argentina) o en los bares donde hacíamos las notas".

"Por supuesto es un libro que al hincha de River lo va a seducir más que a ningún otro, también al de Nacional, porque Gallardo se hizo querer mucho por esas hinchadas, pero el futbolero medio descubrirá cierta metodología de trabajo y liderazgo que seguramente ignoraba", cierra Borinsky.

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