Maximiliano Rodríguez.
La concreción del préstamo por un año, sin cargo, que cerró la llegada de Maximiliano Rodríguez desde Gremio de Porto Alegre a Peñarol fue el “plato fuerte” del asado en cuyo marco tuvo lugar anoche la sesión del Consejo Directivo aurinegro en la residencia de verano que Jorge Barrera, su delegado ante la AUF, tiene en Solanas, poco antes de Punta del Este.
No es para menos, ya que en las últimas horas, la dirigencia de Peñarol había postergado las gestiones que venía realizando por otros refuerzos para poner las pilas “a full” en el tema del pase del ex volante de creación de Wanderers, por dos motivos trascendentes:
1) A nivel de la dirección de fútbol y del cuerpo técnico, se cree que Rodríguez -que jugó también en Vasco da Gama y Universidad de Chile- es “un jugador distinto, que es capaz de marcar una diferencia”, al menos en nuestro medio; y
2)Al tomar estado público la sorpresiva cercanía de “Maxi” con Peñarol, el tradicional rival atropelló y reavivó lo que en algún momento fue su interés por el ex bohemio que, al final, entre parrillada y ensaladas, terminó siendo aurinegro.
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