“Fue bastante parecida” su adaptación con respecto a la que tuvo en 2024 en el Carbonero. “Llegué y estuve una semana sin entrenar porque no habían terminado el papeleo, pero, ni bien firmé, entré y, por suerte, no solté la titularidad”, ahondó.
“Lo que mejoré fue gracias al equipo. Me faltaban las salidas, el equipo te ofrece mucho y se hace más fácil. El juego con los pies acá es importante”, destacó en diálogo con Convocados de radio El Espectador Deportes.
Con respecto a la posibilidad de ser convocado a la selección uruguaya, fue claro: “Hoy hay muy buenos jugadores, de élite, en mi posición. Pero trabajo todos los días para que algún día se pueda dar”.
El zaguero, de 25 años, aseguró que le “encanta” ver a Peñarol: “Hablo casi todos los días con mis excompañeros. Lo veo siempre en casa y si no, cuando viajamos, lo ponemos en la tablet con Nacho [Ignacio Laquintana] y lo vemos juntos”.
Ve como algo “posible” ganar la Copa Libertadores, ya que “no hay ningún cuco”: “El año pasado quedó demostrado que no hay nada imposible y que, si salís a jugar, competís. Los uruguayos tenemos algo distinto, y más en Peñarol, que estás obligado”.
“Todos los días pienso en la vuelta y tengo a Leo Fernández que me dice que va a hablar para que me lleven a mitad de año para pelear la sexta”, contó.
Y cerró hablando del que terminó siendo su sustituto, Nahuel Herrera: “No me sorprende. El año pasado no le tocaba y entrenaba calladito la boca, no se quejaba. Terminaba la práctica e iba al gimnasio a hacer pesas. Se preparó para cuando le llegara el momento. No creo que salga más”.
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