“Ya fui 10 veces al Ministerio del Interior y siempre les digo que vamos a intentar colaborar, pero no debería ser tan complicado que si vienen 200 hinchas, porque vendieron 190 entradas, los junten a todos. Es lo mismo que pasa cuando vamos al Cerro; te dan un lugar donde te juntás determinada cantidad de tiempo antes, y, el que no está, no entra”, dijo.
“Es lo que pasa con las hinchadas visitantes; se los junta, llegan dos horas antes y después las rutas quedan despejadas para la gente de Peñarol. Pero, si los traés 30 minutos antes y los hacés bajar en una ruta colmada de hinchas de Peñarol, sabés que eso va a pasar. Y es repetido: siempre los traen en el mismo momento. ¿No tienen capacidad de frenarlos tres kilómetros antes? No pueden llegar faltando 30 minutos”, agregó.
El partido no se juega
“No debería ser tan difícil arreglarlo. Ya no tengo la explicación de por qué pasa. Llegan los partidos contra Cerro y siempre pasa lo mismo”, lamentó, aunque quitó responsabilidad a los dirigentes albicelestes, ya que “ellos no quieren que su gente haga esto y luchan para llevar un club adelante”.
“Van a perder puntos, van a recibir sanciones y el partido no se va a jugar. A nuestro delegado le dijeron que se va a dar el partido por terminado”, agregó Ruglio, quien descartó mover el pulmón para que los hinchas visitantes vayan al medio de la tribuna Güelfi, algo que hubiera alejado algunos metros a los hinchas cerrenses de la tribuna Henderson.
“Ese es el lugar permanente que tenemos para todos los visitantes. Hoy ni siquiera habilitamos la Güelfi. Nos cuesta 14.000 dólares. Todo se puede, pero ¿quién paga? Si son 200 y no los pueden controlar ahí adentro, mañana les damos todo el estadio”, ironizó Ruglio, quien hizo la cronología de las comunicaciones antes de la suspensión.
La suspensión y la comparación con el clásico en el Parque
“Cinco minutos antes del entretiempo me llamaron para decirme que el partido se suspendía apenas terminara el primer tiempo porque no estaban dadas las garantías, por lo que iban a desalojar a la gente de Cerro y que iban a dejar a la de Peñarol adentro”, narró.
“A los 10 minutos me dijeron que se iba a seguir jugando porque las cosas se habían calmado, para conservar la calma del espectáculo. Después nos avisaron que habían roto todas las instalaciones de bomberos, los baños y los caños, y estaban tirando esos objetos contundentes, por lo que decidieron suspenderlo”, explicó.
Por último, recordó que en el último clásico disputado en el Gran Parque Central los hinchas de Nacional “tiraban todo lo que se les ocurriera: bombas, lo que sea”. “Había garantías para jugar. Hoy rompieron un chapón y tres cosos, y ya no había garantías. ¿Cuál es el criterio de la policía para suspender un partido y no suspender otro donde solo había hinchada locataria y hubieran perdido los puntos?”, concluyó.
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