Me costó venir", dijo apenas traspasó la puerta de arribos en el Aeropuerto Internacional de Carrasco. Saludó, estrechó las manos de Jorge Savia y Juan Pablo Romero, los periodistas de Ovación que lo aguardaban en la madrugada del lunes en la terminal aérea, y encaminó sus pasos hacia la salida.
El "me costó llegar", tenía una explicación. El propio Sampaoli la develó ya rumbo al Radisson, mientras el coche recorría la rambla montevideana. "Estaba en Qatar, fui invitado por el Príncipe, y la verdad, pasé tres días estupendos, hablando de fútbol. Tienen un poderío increíble, y yo le decía que también podía ser potencia, que tenía todo para generar una selección de fútbol fuerte. Ellos pueden nacionalizar a muchos jugadores. Tanto hablamos, que el Príncipe no me quería dejar venir. No, no puedo fallar, le dije. Dí mi palabra. Y me vine", dijo el entrenador argentino.
Locuaz, cálido. Su personaje en cancha no tiene nada que ver con el hombre que llegó "de particular". Sin su rol de entrenador.
El lunes por la mañana, bien temprano, se calzó un short, una remera ajustada al cuerpo, y caminó desde la Plaza Independencia hasta la rambla: "hermosa", dijo. "Corrí 8 kilómetros... sí, alguno me conoció, pero nadie me dijo nada", confesó a media tarde, mientras tomaba un café en el lobby del Radisson.
Tiempo de repaso, y de anécdotas. También de vivencias. Como las que tuvo al frente de la selección chilena.
"Fue histórico lo que se logró con ese grupo de muchachos", dijo, y casi sin quererlo, se metió de lleno en esos duelos tremendos con la Celeste, tanto en la Copa América, como en la Eliminatoria.
"Fueron partidos cargados de histeria. Lo de Jara no lo justifico. Ni lo justifiqué. No supo responder. Cavani le apuntó en el pecho y le dijo "¿qué hablás si vos no ganaste nada?", y el Tata González lo apretó también con el dedo sobre el escudo: "no tenés ninguna estrella". Y yo creo que eso lo sacó, lo desacomodó", confesó Sampaoli. "Y que conste: ¡yo no le mandé a hacer nada!", agregó.
Apenas terminó el partido en Chile, después de la clasificación trasandina, llamó al Loco Abreu y le pidió los números telefónicos de Diego Godín y Edinson Cavani: "Me disculpé, son dos buenas personas. Con Godín estuve hablando más de 40 minutos", confió.
Y se quedó con los gestos que tuviero" en cancha el propio Godín y Josema" Giménez: "Me felicitaron por la clasificación en el medio de todo el lío que se armó. Y no fue más grande porque mis jugadores casi ni festejaron. El "Cebolla" estaba parado junto al banco, "bufaba", estaba listo para pelear... parecía un búfalo... si uno decía algo ¡se armaba flor de batalla!".
Y en Montevideo, dijo se vivió un clima "de histeria" tremendo. "El primer gol cambió todo... yo estaba como loco... en el segundo tiempo", reconoció. "Gritaba, iba de un lado a otro, y en eso pasa Palito Pereira y me dice: tranquilo profe... tranquilo. ¡Cómo querés que me quede tranquilo si me hiciste un gol vosss!.. le dije".
También habló de sus pasiones escondidas: "si quiero ver fútbol veo partidos de los 70, de los 80. Eso era fútbol", de la ilusión que tiene cualquier entrenador: "¡Ojalá sea como Guardiola. Al equipo que más veo es al Bayern". dijo detrás de cámaras.
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